Cuando
nació mi hijo me entregaron el documento de salud infantil con
indicaciones sobre alimentación y hábitos higiénicos. Todos sabemos
sobre nutrición, higiene y ejercicio. Por eso, al llegar a casa decidí
comprarme un libro: El niño feliz.
Cada vez que pregunto en consulta a los padres ¿qué es lo que más deseas para tu hijo?
responden: "Buena salud, buena formación y que sea feliz". Aún así,
observamos un aumento gradual de la depresión en niños y adolescentes no
atribuible sólo a causas económicas.
¿Qué es eso de ser feliz? ¿Se puede enseñar a ser feliz? ¿Sabemos los adultos ser felices? ¿Qué es la salud psicológica?
Para
la psicología, la felicidad es una sensación de satisfacción con la
vida, un sentimiento asociado al optimismo. Para la psicología popular
es un concepto cercano al hedonismo. Después de una noche en la que el
bebé no deja de llorar no es placer lo que sientes. ¡A veces educar, como crecer, no es un asunto demasiado divertido, pero podemos sentirnos muy felices de ser padres!
La Psicología Positiva,
la ciencia que estudia la felicidad, prefiere hablar de bienestar
psicológico. Sugiere que nos sienta bien aquello que nos ayuda a crecer y
nos hace más fuertes. Darse un masaje nos da placer, pero no nos cambia
la vida. Educar a los hijos de manera positiva es un desafío que nos
obliga a crecer con ellos y a adaptarnos a su propia evolución. Toma nota de estas herramientas:
1. Cultiva las emociones
Lo primero es escucharles,
sin negar, minimizar o culparles. Evita pronunciar frases como "no
entiendo por qué te pones así" o "eso es una tontería". Sus problemas
son grandes oportunidades para enseñarles a encontrar soluciones.
Las emociones positivas les ayudan a avanzar. Los niños son juguetones y felices, exploran su mundo. Proporciónales el vocabulario emocional para que nombren estos sentimientos.
Juego uno: Los mejores momentos.
Antes de ir a la cama, recordad los tres mejores momentos del día. Los
del niño y los tuyos. Si te cuentan una pesadilla, cambia el guión y haz
que el sueño acabe con final feliz.
2. Relaciones positivas
Hay pocas cosas positivas que sean solitarias. La relación con los demás
es la variable más importante para medir nuestra satisfacción vital. Y
la soledad real o sentida, una de las situaciones más incapacitantes
para niños y adolescentes.
La familia ideal no debe centrarse
sólo en satisfacer las necesidades del niño, sino en las relaciones
positivas de todos sus miembros. Anima a tus hijos a ponerse en el lugar
de los otros para desarrollar la empatía, una habilidad clave para la vida.
Un
estudio de la Universidad de Michigan confirma que las buenas
relaciones en el hogar favorecen la salud. Si dedicas 20 minutos al día a
cuidarlas tendrás tres veces más salud que si los empleas en correr en
la cinta.
Juego dos: Hadas y dragones.
Una vez, el niño/a será el hada o el mago que representan la alegría.
Tú, un dragón colérico. Alterna los roles. Enseña al niño a manejar
conflictos y a expresar sus diferentes emociones.
3. Establece y alcanza metas
Es
una gran satisfacción conseguir algo que te has propuesto aunque te
cueste mucho esfuerzo, ¿verdad? Hay que fomentar que los niños tengan
sus metas y favorecer que aprendan a tolerar la frustración que antecede
al éxito. Es importante no brindarles todas las soluciones a sus
problemas. Hay que ayudarles a ganar pero también necesitan fracasar
y, sobre todo, aprender a superarlo. Elogia de forma selectiva su
esfuerzo. Al fomentar el triunfo barato, se producen fracasos muy caros,
según dice el psicólogo Seligman.
Juego tres: Cuento inventado. Idea un relato donde tú digas una frase y el niño, otra. Así hasta que consigáis una narración construída a vuestro gusto.
4. Enséñale a fluir
¿Recuerdas
uno de esos momentos en el que estabas haciendo alguna actividad y el
tiempo pasaba sin que te dieras cuenta? El bienestar y el desarrollo del
talento tienen que ver con saber concentrarse y fluir.
Seguro que habrás visto alguna vez a tu hijo tan concentrado que
parecía que no había niño. Cuando eso ocurra no le hables. Se llama
juego libre y es uno de los ingredientes de la creatividad y la
felicidad infantil. Ayúdale a desarrollar el silencio y la capacidad de
estar consigo mismo sin interrupción.
Juego cuatro: La estrella.
La atención plena o 'mindfulness' es una actitud de calma que nos
permite vivir el momento presente. Les guiaremos para que imaginen que
tienen una estrella en lo alto de su cabeza. Una luz blanca que entra
por la cabeza, baja por los brazos y las manos, el cuerpo, las piernas y
los pies. Si son bebés, respira lenta y profundamente abrazado a ellos
para que escuchen el sonido de tu respiración.
5. Da sentido a lo que hace
Como adultos nos damos cuenta de que ser altruista puede proporcionar mucho mayor bienestar que hacer algo sólo pensando en uno mismo.
Si
haces que tu hijo sienta que forma parte de algo más grande que él
mismo, como su familia, grupo, colegio, ciudad, mundo, etc., le darás
una enorme fuente de bienestar y seguridad.
Juego cinco: Ser amables. Los
elefantes que se rascan. Juega con tu hijo a regalar amabilidad. Pensad
en algo totalmente inesperado y agradable que pueda hacer por otro
miembro de la familia y anímale a que lo lleve a cabo como un regalo
personal hacia esa persona. La risa es también una buena estrategia.
Juega a poner tu espalda contra la suya y rascaros sin manos como lo
hacen los elefantes. Prueba con tu pareja. ¡Verás como funciona!
*Isabel Serrano Rosa es psicóloga dewww.enpositivosi.com
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